Tú.

Dejarte de lado, sin remordimientos, sin cargos de conciencia, sin nada que me diga que vuelva atrás. Escalar con las manos, comer con los ojos.
Oír y no escuchar, caminar sin un rumbo fijo.
Mirarte y no ver nada. Tocarte y sentir que estas frió.
Dormir juntos sin tocarnos.
Llamarte y estar callados.
Cosas que no demuestran que te quiero pero que las hago con amor.
Besarte y dejarte sin respiración, hacer el amor, con la luz encendida, o apagada, con sabanas o sin ellas, desnudos o con camisetas. Da igual.
Terminar. Un te quiero susurrado, un abrazo infinito, sudores, escalofríos, plenitud. Lágrimas quizás, risas, conversaciones hasta la madrugada, conversaciones hasta que sale el Sol. Palabras y comprensión, frases que tu dices y acabo yo. Y mirar como duermes, y como duermo yo. Que me acaricies hasta despertar, que te duermas con tu mano bajo mi pantalón. Que camines a mi lado con tu mano en mi mano. Que te pida algo y me lo concedas con tu sonrisa. Y si no hay sitio mas allá me acoges entre tus brazos, da igual.
Un amanecer, un atardecer, la luna reflejada en el mar. Contigo todo es mejor. Las palabras susurradas siempre suenan mas bonitas.
Es complicado cuando pienso como hemos llegado a este punto.
Como me has calado tan hondo que a veces duele. Como tu forma de quererme me salva un poco mas cada día como persona. Como contigo merece la pena estar aquí pasándolo mal.
Tus ojos negros, tus manos blancas. Caricias, caricias, caricias hasta caer rendidos y dormir con todo encendido.
Y escribirte cosas en las paredes de tu piel queriendo dejar mi firma en cada rincón que vea sin pulir.
Besarte hasta que me duelan los labios.

Y llorar hasta que me duelan los ojos cada vez que me vuelves a dejar sola.